La razón de mi esperanza

David expresando lo que sentía, pasó por todo tipo de adversidades pero expresó su anhelo profundo de conocer a Dios.

Salmo 42:1-11 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. 6 Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar. 7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. 8 Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida. 9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? 10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? 11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

El concepto de esperanza, es el deseo de algo bueno, con la expectativa de recibir algo. Por el contrario, la desesperanza es una ausencia total de la expectativa de algo bueno. David estuvo a veces en las alturas y a veces en lo profundo mientras estuvo huyendo del Rey Saúl que estaba empeñado en matarle.

Para el que no ha creído en Cristo, ese sentimiento de desesperanza es legítimo.

Hay personajes bíblicos que tuvieron tiempos de desesperanza, con una ausencia total de la expectativa de que algo bueno venía. Aquí algunas razones que pueden causar que no tengamos esperanza:

1. Circunstancias humanas que parecen imposibles. En Génesis 16 y 17 está el relato de Dios hablándoles a Abraham y Sara que tendrían un hijo. En el capítulo 12 de Génesis, Dios le había dicho a Abraham que “todas las naciones serían benditas por él”. En Génesis 16 ya habían pasado 10 años desde que Dios les habló y Sara se sintió sin esperanza, por eso le dice a Abraham que tomara a Agar.

Abraham tenía 86 años cuando Agar dio a luz a Ismael. En el capítulo 17, Abraham le dice a Dios: “¿A un hombre de 100 años ha de nacerle un hijo?” Tenía muchas razones para no tener esperanza. “Humanamente en nuestras circunstancias es imposible”, era lo que Abraham decía.

2. Cuando nuestros sueños y metas parece que se vienen abajo. Otra razón por la que nos desesperamos es cuando las puertas se cierran.

3. Cuando nuestros sueños, esperanzas o ideas son aplazados y siguen posponiéndose. Proverbios 13:12 “12 La esperanza que se demora es tormento del corazón; Pero árbol de vida es el deseo cumplido”. Tormento al corazón que provoca depresión, un valle sombrío. Esperar algo, anhelando con ansiedad y no sucede nada. “Esperanza que se demora es tormento al corazón”. Esperanza aplazada y comenzamos a ver las circunstancias.

Buscamos las razones por la que no sucederá y nos enfocamos en todas esas razones. Satanás dice: “¿Si Dios contesta las oraciones, por qué no lo ha hecho? Nos damos por vencidos, ante la desesperación. Caemos en el abatimiento.

Desesperación es la ausencia de toda esperanza. Desesperanza, no importa lo que haga, no va a pasar nada, esto no va a funcionar. Esto afectará su corazón, sus emociones. Dios no quiere que sus hijos se desesperen. Muchos miran a su alrededor y dicen “tengo evidencia de que esto es imposible”. Dios no tiene la intención de que sus hijos se sientan así. Muchos no pueden enfrentar las circunstancias y caen en una desesperanza más profunda de la cual no encuentran escapatoria. Vivimos en la generación más desesperanzada, que tienen todo tipo de adicciones y no pueden confrontar las circunstancias, siempre necesitan algo que su mente les adormezca.

Hay remedio para toda desesperanza. Dios es el remedio. El salmista en los momentos de mayor desesperación se vuelve a Dios. Salmo 33:18 “18 He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia,”. Salmo 39:7 “7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? mi esperanza está en ti”. Nuestra esperanza está ligada a una relación con Dios. Nuestra esperanza no puede estar en el gobierno, ni en las circunstancias.

Romanos 15:13 “13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Dios es un Dios de esperanza. Vendrá cuando depositemos nuestra confianza en Él. La presencia del Espíritu Santo viene a darnos esperanzas. Dios es inmutable, fiel, digno de crédito, pese a lo que suceda. No tiene porque sentir abatimiento. Por un momento algo nos azota y nos sentimos anonadados, pero lo primero que tenemos que hacer es clamar a Dios.

El salmista clamaba: 11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío. Pase a lo que pase, siempre podrás confiar en Dios. Pese a las circunstancias no te des por vencido, Dios hará lo que ha prometido. No puedes desistir, Dios está contigo, no te des por vencido. Si tienes a Cristo, tienes esperanza. Mantente enfocado en Él y saldrás victorioso. Tendrás un mejor presente, un mañana brillante y una eternidad fantástica.

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